
¡Cuatro con todo
buen hombre!
Brama el
Buen Samaritano,
sonriendo con los ojos,
saboreando con las manos,
rendido al suave calor,
amarillo verde y enorme
de la buena conversación.
El buen hombre
arma las ofrendas
con la maestría
del movimiento
fecundo,
mientras los
jóvenes admiran,
desde el mundo
donde giran,
con color y leyendas.
Sencillos
como
pequeños gorriones,
majestuosos
palacetes multicolores
hinchados de sabor,
son las ofrendas
de Amalfi,
el lugar de reunión.
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