jueves, 18 de enero de 2007

EL RELOJ DE LA MUERTE. Episodio 1.


"Una voz que rompe la noche"




(Diario de vida, Domingo 09 de diciembre de 2012)

Aun no puedo creer lo que sucedió.

Hacia varios años que no te escribía…

La última vez que te toque fue para plasmar mis sensaciones después que ella me dejo, algo borracho, algo desorientado...

Me había hundido en un ostracismo en el que no quería compartir mis experiencias ni siquiera conmigo mismo. Menos aún si líneas y líneas de vivencias podían ser leídas por otra persona, en el caso de que esto llegase a manos ajenas. Definitivamente, era una idea que no me llamaba la atención.

Hasta el día de hoy.

Aquella mano que sentía dentro de mi estomago, apretando mis vísceras lenta y tortuosamente, era una sensación que no sentía desde ese día, y que hoy, hace no más de una hora, ha comenzado a manifestarse nuevamente en mi ser.

¿Motivado por triviales sensaciones a la que les doy implicancias cuasi epistemológicas, o por una reacción ciertamente visceral, a la luz de lo ocurrido?

Sin duda lo segundo se acerca más al motor de mi impulso.

Mi día domingo había sido relativamente similar a todos los domingos de los últimos años de mi vida: Aburridamente costumbristas. Sin mayores motivaciones para salir de mi casa, sin mayores motivaciones para pensar en que me deparará la semana que comienza. Encerrado en mi propio mundo, pensando mil y un asuntos, sacando muy pocas ideas en limpio…y construyendo cientos de inexistentes castillos en el aire.

Tu sabes diario, mi vida estos años no ha sido del todo colorida. En realidad, algo me he hecho pensar que mi curso vital va de mal en peor. Sea como sea, este nauseabundo ritual de lo habitual ha sufrido hoy un punto de inflexión…

Sonó el teléfono.

Una sorpresa. Una sorpresa tan grande que supera las posibles etiquetas de “buena” o “mala”...

Al otro lado de la línea, La Pauli

- ¿Alo, Pelado? Hola, soy yo la Pauli, Pauli Villalobos.

- ¡Hola amiga, tanto tiempo! ¿Como has estado?

El escuchar su voz después de casi 2 años me impacto de una manera gigantesca. Durante gran parte de nuestro paso por la universidad, fuimos grandes amigos, compartiendo sueños, risas –nuestra tesis de titilación - y muchas experiencias que sin duda guardamos en aquel polvoroso baúl de los recuerdos que es el corazón..

Una vez titulados, nuestros caminos se separaron, al igual que el de el resto de nuestros amigos, Alejandra, Rodrigo, Andro y Beto. Ya no nos veíamos con esa deliciosa frecuencia del día a día, sino que nos reservábamos para instancias más bien construidas sobre la base de recuerdos y amistad. (como un asado esporádico en la casa de alguno de nosotros), o bien, para las tragedias. Fue una de esas las que separaron nuestros caminos, hace cerca de 2 años atrás. Tras el funeral de Luis Vasquez, otrora compañero de universidad y muerto en extrañas circunstancias, no vi nunca más a Paulina, ni tampoco a otro de aquellos personajes de mi círculo más cercano.

- Mal, re mal Pelado…

Al parecer, el destino determino que nuestro encuentro nuevamente seria movido por eventos fortuitos. Y algo me hizo sentir que en este caso, seria una tragedia.

- ¿Por que, que paso?

Su voz tomo un tono aun mas pausado, con una gélida y triste resignación.

- Encontraron muerto al Andro en su departamento. Lo mataron…

(Continuará...)

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